lunes, 14 de noviembre de 2011

‎"Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír."

"Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír."

¿Cuántas veces habremos escuchado o leído esta frase a lo largo de nuestras vidas?
Analizando la frase, nos damos cuenta que nos transmite un mensaje positivo, el "valorar lo que tenemos" y el "buscar el lado bueno a todo". Seguro que las veces que nos han remitido esta oración han sido en momentos duros o tristes en nuestras vidas. Personas allegadas a nosotros, amigos y/o familiares, intentan siempre animarnos cuando estamos "de bajón".
Pues para mi, esta frase, es la menos adecuada para animar a nadie. Con ella, nos autoengañamos positivamente. Y, además, somos conscientes de ello. Es como "tengo muchos problemas pero miro hacia otro lado y, así, puedo sonreír". Cuándo debería ser "tengo muchos problemas, quiero resolverlos y reír."
Llorar no es malo, todo lo contrario. Relaja, desahoga, ayuda a pensar y a dormir, entre muchas otras cosas. ¡Qué manía tenemos con decir a la gente que no llore! Y a la mínima de cambio, somos los primeros en dejar caer una lágrima.
Llora, piensa, actúa, vive y disfruta. "Cuando la vida te presente mil razones para llorar, llora, desahógate, piensa y busca una solución a tus problemas, intenta hacerlo lo mejor que puedes; y será durante este trayecto que sonreirás, al sentirte una persona válida y autosuficiente."*



Noe.


*Este texto es mi propio autoengaño positivo del día.